Las Siete Funciones Psicologicas del Arte: Tristeza

Una canción de dolores me piden mis padeceres,
tal como ayer mis quereres pidieron cantos de amores;
que así como son mayores si se cantan los contentos,
así los tristes acentos de las trovas doloridas,
si no curan las heridas,
amansan los sufrimientos.
(Canción, Gabriel y Galán)

El filósofo Alain Botton y el historiador del arte John Armstrong, se han puesto de acuerdo a la hora de escribir El Arte como Terapia, un tratado en el que se defiende la función del arte mucho más allá de lo que el establishment nos enseña (el arte por el arte), planteando el arte como una herramienta vital.

"Al igual que otras herramientas, el arte tiene el poder de aumentar nuestras capacidades por encima de lo que la naturaleza nos dio originalmente. El arte compensa ciertas debilidades innatas, en este caso de la mente más que del cuerpo, las debilidades que podríamos llamar fragilidades psicológicas".

Una de las siete funciones psicológicas del arte tiene que ver con la forma en la que nos enfrentamos al dolor y a la tristeza.

Tal como decía el poeta Gabriel y Galán, cada etapa y experiencia de la vida nos demanda una manifestación de la misma (…una canción de dolores me piden mis padeceres…). De esta manera, la literatura, la música y el arte nos permiten no solo expresar, sino reconocer el dolor propio y ajeno, para luego afrontarlo de una manera más consciente y abierta, sin ningún tipo de vergüenza.

“Una de las cosas relevantes que inesperadamente el arte puede hacer por nosotros es enseñarnos a sufrir de forma más exitosa... Podemos ver un gran logro artístico como pena "sublimada" por parte del artista y, a su vez, por parte de la audiencia. El término sublimación deriva de la química. Se refiere al proceso por el cual una sustancia sólida se transforma directamente en un gas, sin convertirse primero en líquido. En el arte, la sublimación se refiere al proceso psicológico de transformación, en el que experiencias comunes y corrientes se convierten en algo noble y fino, exactamente lo que podría pasar cuando la tristeza confluye con el arte”. Más allá de todo esto, de Botton y Armstrong defienden que el arte nos ayuda a sentirnos menos solos en nuestro sufrimiento, ya que la expresión social de nuestras penas privadas las dota de una especie de dignidad afirmativa.

Richard Serra, Fernando Pessoa. 2007-8

“En efecto, la obra dice: cuando te sientes triste, estas participando en una experiencia venerable, a la cual, yo, este monumento, estoy dedicado. Tu sentimiento de pérdida y decepción, de esperanzas frustradas y dolor por tus propias deficiencias, te elevan. No ignores o abandones tu dolor”.